Cae y sucede la circunferencia del instante
acariciando la frente de un jilguero
hasta vernos inundando su piel
en cortos y afilados nudos de tu alma a la mía.

Es espina cóncava de una flor incólume
poetizando los índices del viento en la orquídea
Desnudando el sonido orgánico de una palabra viva
Al fuego baluarte de una orilla en la boca de un nombre.

Somos espigas en verbos horizontales
Fiel higo del vientre en su llanura de silencios
Llegando al color de los estratos de un latido frenético
Calando el rojo suspiro del cuerpo en un beso.

Somos al estar dentro… y cayendo… nos enrojecemos hasta lamer el último poema que nos queda.