Esa es otra esquina.
No es la misma…
Tiene epicentros en sus dientes como quien muerde sobras,
cuyo peso es una bala perdida en la extravagancia de un hombre pipón.
Sin duda, son parecidas.
Su quietud es una alondra, pero no es una isla.
Alguien calla para no despertar al muerto que finge que no murió.