Algo se quiebra, en aquel hombre, una secuencia sin simetrías de aquella otra predestinación.
En su memoria se ha posado terrestremente ciclos de frutas y vacíos parapetos de agua.
Mastica la encarnación mixta de un murmullo tímidamente,
muy cerca de su frente de pan, lejos de los despojos de la infancia.
Su alma pesa lo mismo que una alabanza fragmentada en golondrinas,
circunferencias aferradas a distancias, a premoniciones,
a tizas tiradas en las sombras de un cubo injertado de melancolías,
y muchas otras desapariciones…
Algo lo mueve al piso y cae bruscamente ante los nunca y lo impronunciable,
una última baraja de flores instantáneas…
Fotografía, Cayetano Ferrández