Algo se tuerce en el fragmento de cierta ave en ira…
Su piel obstinada pare lo que circunda la temperatura
del olvido, y la boca de un origen tirano en la mano
que tiembla panes sin vacíos…
No hay encuentros en la vertebra de una caricia
solo existen sombras de números y el olor a espasmos
recién abiertos de una distancia que nadie recuerda.
Lentamente la inocencia de una libélula de madera
desviste la pronunciación ebria de una yegua emancipada
de los libros, que derraman fiebre y nieve en el vientre
de lo inexistente…
Mil veces sobre una piedra alguien grabó las pequeñas
duraciones del ruido, mujer de un silencio débil y destetado.
Totalidad del antes que se rompiera la forma de una máscara,
detrás de una sonrisa sobreviviente sin nombre en la palabra.
Fotografia, Gilbert Garcin