En el dolor de un pequeño susurro azul, gime la brisa de un corazón que te extraña…

No importa cuán lejos vayas, con tal que el destino lo lleves en el corazón.

Como no buscarte si me extravié en los senderos de tu mirada.

Tengo un inventario de incendios en las epopeyas de mis ayeres… un sonido áspero y ligero, tan metálico como una sombra que desnuda la fracción de mi corazón, en mitades separadas del silencio.

Ella desgrana todo lo que aún no llega,
y lo brota tras sus huéspedes en las hojas,
revelaciones de arcos y centinelas…

Un cuerpo donde la ceremonia es demasiada inmarcesible.

📷Francesca Woodman