Recorrer la orilla feroz de tu sombra,
hasta girar la anatomía de un arpegio al himno de los instantes.
Somos en los labios, yugos de papel en una tormenta ciega y desnuda, secreta y profusa.
Somos del oficio litoral de lo sustancial, del signo invertebrado detrás de la candela,
el retrato revuelto de un profundo círculo,
en la tiránica forma de un océano abierto al tórax de un vacío.
Restregamos sin piedad los ojos de las amapolas, en los aparejos impares del fuego,
desgranando palabras en cada vaivén del verbo atónito…
Y tiramos la vigilia herida de las aguas, hasta volver a cicatrizar nuestros cuerpos,
epicentro del vicio de los pájaros, en las uñas que aun sangran una caricia sin edad.
Aplausos Poeta, enhorabuena!
Muy amable, mi querida y admirada poetisa