El muerto llevaba un orificio en el alma. Un disparo certero en la sangre de su memoria. Todo es tan incierto cuando la muerte no alcanza a esquivar la herida de la vida.

microrelatos foto 01

Fotografía: Robert y Shana ParkeHarrison

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La tarta
Una niña pedaleaba contenta en su bicicleta, cuando de repente vio un patrullero de la policía girando a los lejos hacia ella. La niña giró a lado contrario su bicicleta rosada y pedaleó lo más rápido que podía, hasta que el patrullero la alcanzó, pasando de largo. Su corazón temblaba, pensaba que iba a desfallecer, sentía que iba a vomitar la tarta que se comió a escondidas…

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Ella, su sonrisa.
La conocí hace un par de meses, una tarde llena de luz en un pequeño café cerca del Parque Central. Cada vez que tomo café, medito… Parece ella de una raza de un ser extinto, sonrisa inagotable. Siempre sonríe. No hay excusa para no sonreír. Sus manos nunca se cansan de acariciar y te invita a ser feliz como ella. ¿Quién podrá negarle una sonrisa?
Ríe con ella y serás su cómplice, su atardecer y su vaso para brindar. Siempre hay algo porque brindar y sonreír… Todo es tan lúcido y cálido con ella, y yo tan amargado y frio, pesimista y calculador. ¿Qué halló en mí? ¿Qué encontró en ese yo, que ya me he hostigado a seguir buscando?

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Bolígrafo
Un día, un niño de seis años, que le gustaba jugar en su mundo imaginario, perdió el bolígrafo Cartier de su papá, y este, que era muy despistado le increpó: —¿¡Cómo se te viene a olvidar mi bolígrafo nuevo en un lugar que no existe!?