Semblanza biográfica

Raúl Estrada Albornoz, Poeta y Cantautor, Viña del Mar. Chile.

Nacido en Los Ángeles, Chile, 1958. Autor del Poemario “Poemas de amor y mar”, 2020. Próximo poemario en edición “Florecer del alma” y “Poemas de viaje”. Publicaciones en Antologías de Chile y México. Premio de Reconocimiento como Gestor Cultural 2021, reconocimiento como Escritor 202 de Latinoamérica, por la Asociación Cultural Cóndor Mendocino, Cultura sin fronteras, Argentina. Reconocimiento por “Chile Canto Radio”, Curicó, Chile “Tesoros de Chile”, por difusión de poetas y escritores en programa “Poesía a las Ocho”, desde México a Latinoamérica.

Es Integrante del Circulo de poetas y escritores de la V región de Valparaíso, Forma parte de la agrupación Chile País de Poetas (CHPP). Productor, desde Chile, del programa “Poesía a las Ocho”, del Proyecto de Educación Permanente Sabersinfin, Creador y Director el Poeta y Escritor, Abel Pérez Rojas, Puebla, México.

Gran amante de su país, su larga y extensa faja costera, territorio Insular y Antártico con toda su belleza.

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TE ESPERO DESDE EL MAR.

Cuando la espuma blanca y la sal
van oscureciendo mis manos,
cuando las nubes negras tapen el sol,
algún pato de plumaje azul, mirando el horizonte,
me dice, que desde esa dirección vendrás
en un velero blanco y bello,
sobre la proa cortando el mar.

El ruido del motor de un bote,
rompe a cada instante tu imagen,
intento concentrar mi mente, mas no puedo,
lobos de mar, recostados entre las rocas,
descansan en espera de alguna embarcación de pesca,
para romper sus redes y saciar su hambre de peces,
los pájaros niños, juguetean en este pasar de ondas,
de espumas y algas.

Las gaviotas dominicanas, van descubriendo en su vuelo,
desde la distancia alada, los pequeños cardúmenes,
para buscarlos en el agua.
Lejos a la distancia, el humo contaminante de las chimeneas,
se va esparciendo por las blancas playas con tintes negros,
para cubrir techos y cerros cercanos, para dejarlos sin vida.

Los requeríos se extienden en una larga franja costera,
luchan con la bravura de mar y viento,
así, imaginariamente viajo a tu sombra lejana,
bajo una vela mayor blanca,
y pienso en ese techo de sur húmedo,
con el viento helado, golpeando nuestra puerta.

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POR LA RIBERA DEL GUAYAS

Suena en las cuerdas un pasillo ecuatoriano
y mis pies de polvo caminan por el costado
del malecón Simón Bolívar a orillas del Guayas,

Rio sedimentario de las montañas y selvas,
Malecón del Salado, de un colorido Ecuador,
Amay, rio de aguas grandes, a ti me uniré,
no sin antes, recorrer la plaza de las iguanas,
benditos reptiles camuflados, entre ramas de un verde vivo.

Largas avenidas, alegría de vida y voces cantantes,
un embarcadero cercano, la feria de comidas,
jugos de guayaba y pollos colgando desnudos
olvidados del plumaje, para llegar a mi cocina.

Me acerco al norte de esta húmeda ciudad,
donde me espera el Barrio de las Peñas,
me inclino a caminar por su innumerable numero de peldaños,
para observarte desde el cerro Santa Ana
y deshojar mis pecados en la antigua capilla,
para seguir al faro, luz y vida de navegantes.

Bajo y camino por tus calles,
de la mano alegre, como alegres mis niños,
eres Perla del Pacifico, como el Valparaíso eterno de mi país.

Sigo el curso de tus aguas Guayas,
con la esperanza de viajar con tu corriente,
encontrarme en el mar, para desembocar
en el tiempo, junto al jardín de tortugas Galápagos.